El Foro Romano, una antigua plaza que albergaba las ruinas de importantes edificios gubernamentales en el centro de la ciudad de Roma, es una de las ruinas más accesibles y mejor conservadas de la antigua Roma. Un paseo por el Foro Romano es como retroceder en el tiempo a los días de gloria del Imperio Romano en el siglo VII a.C. Aunque las ruinas se han degradado considerablemente desde entonces, los restos del glorioso Foro Romano ofrecen a los visitantes una mirada fascinante a la arquitectura y al diseño de Roma en su máximo esplendor.
Historia del Foro Romano
El Foro Romano, inicialmente un pantano que drenaba las aguas de las inundaciones del Tíber y los escurrimientos de las colinas circundantes, creció con el tiempo hasta convertirse en el centro político, económico y social del Imperio Romano.
Su historia comienza con la fundación de Roma y la alianza de posguerra entre Rómulo (que controlaba la colina del Palatino) y Tito Tazio, el rey de los sabinos que ocupaba la colina del Capitolio. Después de que las guerras se detuvieran, la tierra entre las dos colinas se convirtió en el lugar de encuentro de los pueblos de los dos reinos. Los muros entre los dos reinos fueron derribados y el área comenzó a funcionar como un mercado al aire libre. Con el tiempo, el foro superó su papel de mercado y se convirtió en el centro de los juicios civiles, los discursos políticos y otros asuntos públicos.
Los primeros templos que se construyeron en el Foro Romano fueron el Templo de Saturno, el Templo de Cástor y Pólux y el Templo de la Concordia en el siglo V a.C. En los años 80 a.C., la plaza se elevó casi un metro y se pavimentó con piedras de mármol. El Foro Romano sólo alcanzó su forma definitiva bajo el mandato de Augusto César cuando construyó el Templo del Divus Iulius y el Arco de Augusto en el 29 a.C.